Los accidentes, ya sean de tráfico, laborales o domésticos, pueden dejar secuelas que trascienden lo físico, impactando profundamente la salud mental de las personas. La evaluación psiquiátrica de estas secuelas es un proceso complejo y minucioso, que busca comprender la magnitud del daño psicológico y diseñar un plan de tratamiento adecuado.
En este artículo, Teresa Lorenzo Gómez, psiquiatra en el área de Vigo, le cuenta cómo se trabaja en este tipo de situaciones.
El proceso de evaluación
- Anamnesis exhaustiva. El psiquiatra inicia la evaluación con una entrevista detallada, recopilando información sobre el accidente, las lesiones sufridas y el impacto emocional inmediato. Se exploran los antecedentes médicos y psiquiátricos del paciente, así como su historia personal y familiar.
- Exploración psicopatológica. Se evalúan los síntomas psicológicos presentes, como ansiedad, depresión, estrés postraumático, trastornos del sueño, irritabilidad o dificultades de concentración. Se presta especial atención a la presencia de flashbacks, pesadillas o evitación de situaciones relacionadas con el accidente.
- Pruebas psicométricas. Es habitual utilizar cuestionarios y escalas estandarizadas para medir la gravedad de los síntomas y evaluar el funcionamiento cognitivo y emocional del paciente. Estas pruebas proporcionan datos objetivos que complementan la evaluación clínica.
- Evaluación neuropsicológica. En casos de traumatismo craneoencefálico, se suele requerir una evaluación neuropsicológica para determinar el impacto del accidente en las funciones cognitivas, como la memoria, la atención o la capacidad de planificación.
- Diagnóstico diferencial. Resulta imprescindible descartar otros trastornos psiquiátricos que puedan coexistir o simular las secuelas del accidente. Se consideran factores como el consumo de sustancias, trastornos de personalidad preexistentes o enfermedades médicas.
Secuelas comunes tras accidente
- Trastorno de estrés postraumático (TEPT). Se caracteriza por la reexperimentación del trauma a través de flashbacks, pesadillas o recuerdos intrusivos, así como por la evitación de estímulos asociados al accidente y un estado de hiperactivación constante.
- Trastornos de ansiedad. La ansiedad generalizada, el trastorno de pánico o las fobias pueden surgir como consecuencia del accidente, generando malestar significativo y limitando la vida cotidiana del paciente.
- Depresión. La tristeza profunda, la pérdida de interés y la desesperanza también pueden surgir en personas que han sufrido un accidente, pudiendo derivar en un trastorno depresivo mayor.
- Trastornos del sueño. El insomnio, las pesadillas o los terrores nocturnos afectan la calidad de vida de la persona y agravan otros síntomas psicológicos.
¿Cuál es el tratamiento psiquiátrico en estos casos?
El tratamiento de las secuelas psiquiátricas de un accidente se adapta a las necesidades individuales de cada paciente. Puede incluir psicoterapia, farmacoterapia o una combinación de ambas. La terapia cognitivo-conductual (TCC) y la terapia de exposición son especialmente útiles para el TEPT, mientras que los antidepresivos y ansiolíticos pueden aliviar los síntomas de la depresión y la ansiedad.
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Teresa Lorenzo Gómez es una psiquiatra con muchos años de experiencia en el tratamiento de las secuelas tras accidentes de cualquier tipo. Contáctenos y solicite una consulta previa con nuestra profesional de la salud mental.